La filantropía debe aprender de las prácticas de los Pueblos Originarios

Mujeres Indígenas demandan a la comunidad internacional que acabe con el paternalismo en la cooperación y se entienda como un acto de reciprocidad. Además se proponen trabajar para exigir a los Estados aliados que no financien empresas transnacionales que despojan territorios indígenas.

Guadalupe Ríos, Juchitán, Oax. 

 

La reciprocidad y la colaboración desinteresada es una práctica común en los Pueblos Indígenas de las Américas y de otros continentes. Las mujeres organizan los espacios, ayudan a los anfitriones, preparan las viandas de la celebración: la participación en sí misma se vuelve una fiesta. El principio de reciprocidad mantiene viva la identidad y la fuerza de las Comunidades Indígenas, y así quedó de manifiesto en la discusión de la sesión “Transformando la filantropía” que ahondó en cómo perciben la filantropía en el norte global y cómo lo hacen los Pueblos y Mujeres Indígenas, dentro de la 2a Conferencia Global de Mujeres Indígenas 

 

Las participantes compartieron su conocimiento y sus experiencias personales y comunitarias. Mujeres de Asia, Américas, Europa y Oceanía abordaron los diferentes significados de la filantropía y lamentaron que muchas veces llegue “como un acto de caridad de algunos países con poder económico”. Las integrantes de la sesión expusieron que las antiguas prácticas de reciprocidad indígena se siguen usando y mencionaron los conceptos de  “Guendalizaa” o “Guelaguetza”, en la lengua zapoteca de Oaxaca, México, o el “q’imi” en quechua, en Bolivia. Para ellas, estos conocimientos y sabiduría ancestral son algunos de los aportes de los Pueblos Indígenas a la comunidad internacional  de  donantes. “El dar debería ser una fiesta, no un negocio” señaló Nidia Bustillos, del Fondo Indígena Pawanka. Desde su visión, la filantropía debería ser una herramienta para preservar la tierra, ya que todos somos parte de ella. “No se trata de caridad, sino de compartir como seres humanos”.

 

Las ponentes hicieron un “mapeo” de iniciativas de valor hechas por sus organizaciones para compartir conocimientos e ideas aplicables al diseño de proyectos a largo plazo. Coincidieron en que es necesario que los gobiernos y otros actores de la cooperación internacional se den cuenta de cómo viven la filantropía las comunidades indígenas y la entiendan como un “proceso colectivo de reciprocidad, de compartir y de retribuir desde lo colectivo, pese a que muchas veces no coincide con la visión occidental  que aún se respira en parte del sector”. 

 

Propuestas a corto y largo plazo

 

Uno de los cambios más positivos a corto plazo sería que los donantes adaptasen las formas de organización y sistemas de gobernanza que existen en las comunidades. Así mismo, expresaron la  necesidad de que se eliminen las imposiciones y los condicionamientos de cualquier índole. Para ellas deben alejarse del paternalismo, y considerar que los Pueblos Indígenas han ayudado al enriquecimiento histórico de los países desarrollados.

 

Para el largo plazo, las ponentes propusieron la revisión de los mecanismos que emplea la cooperación internacional. Hicieron énfasis en que se asegure una mayor coherencia entre las acciones filantrópicas que apoyan los Estados a nivel internacional y los proyectos trasnacionales que respaldan a través de inversiones públicas y privadas. Porque muchas de las empresas que reciben fondos o contratos de esos mismos estados cooperantes, son agentes de despojo en los territorios indígenas. 

 

Por otro lado, la responsable de la mesa Lourdes Inga, Indígena Quechua y representante de International Funders for Indigenous Peoples (IFIP) , expuso que existe poco apoyo a los liderazgos de Mujeres Indígenas. Por eso, desde IFIP buscan disminuir la brecha de género y dar acompañamiento a proyectos que nazcan en las propias comunidades. Actualmente IFIP es la única red global de financiadores que atiende exclusivamente proyectos de acompañamiento a Pueblos Indígenas en diversas partes del mundo. 

 

Desde FIMI, Margarita Antonio, señaló que “las Mujeres Indígenas nos seguimos viendo desde la dualidad, como Mujeres pero desde la comunidad” y los donantes deben entender esta concepción de género desde lo colectivo. 

 

Las participantes de la mesa concluyeron que hay la necesidad de establecer una relación de horizontalidad y reciprocidad con la comunidad de donantes, y de visibilizar los valores y la propia riqueza de los pueblos como activo principal de los proyectos.